Sucumbe mi memoria,
a la inevitable tentación,
de traer aquí al presente,
el oscuro tiempo del olvido.
Sin una búsqueda concertada,
me enredo en interiores desolados,
que supieron de sutiles equilibrios,
que duraron,entonces,lo que un lirio.
Viajé por todos los misterios,
entre escéptico e ingenuo,
en la búsqueda incesante,
de un destino esquivo.
Y no fué por placer,
sino que él,
estaba en los momentos,
en que desangraba en la contienda.
Y cuando la oportunidad,
febril me dió su mano,
creyendo que alcanzaba el cielo,
abrí mi corazón y desnudé mi cuerpo.
Me aferré a tu esencia,
como el último recurso,
y naufragué en las aguas,
de tu río.