Sol color miel, es dulzura y fuego.
grandiosa claridad del alma mía
que despierta mi razón que dormía,
deleita al corazón también mi ego.
Cristal, dórame la piel te lo ruego,
tu dorada luz no tiene tiranía,
envíame calor desde la lejanía,
dame tesura de la piel del labriego.
Como tú, hazme transparente mi camino.
Envuélveme, pensando que soy la luna,
tu luminancia es la gran fortuna,
gracia a ti cosecho el mejor vino,
las flores se ven bellas cual ninguna,
tú cerca, en mi mano tengo una.
Autor: Alcibíades Noceda Medina