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Categoría: Tristeza

En el verano de tu vida

No, claro que no es igual
a como tu lo soñaste
cuando tenías veinte años:
estos labios, hoy marchitos,
no tienen ya la frescura
que ansiabas aquellas tardes,
cuando soñabas despierta,
cuando aguardaba tu puerta
que el "amor" tan esperado
poblara tu alma desierta
con su miel y sus delicias,
con ese mar de caricias
que se demoraron tanto.
En tu juventud, hoy lejana,
soñabas con la ilusión
de quien tiene aún por delante
una vida y un corazón
de tierno amor rebosante,
con un hombre que, impetuoso,
en un mar de intimidades,
saciara tu sed de dicha
en una noche de delirio,
con ese amor tumultuoso
que consume como un cirio
las jóvenes voluntades
en una hoguera de gozo.
Unos brazos varoniles
y un aliento embriagador
ahogando a tu inexperiencia
en un océano de calor,
de fuego y magnificencia.
Mi aliento no es perfumado
y el tiempo sólo ha dejado
asperezas, callosidades
en donde, en otras edades,
hubo una vez lozanía;
nuestra piel ya es seca y fría,
sin que pueda remediarse.
Alguna vez hubo un día
en que esperabas impaciente
que un hombre joven y fuerte
estrechara entre sus brazos
a tu piel tersa y caliente.
Con el paso de los años,
tu piel perdió su firmeza
y tus ansias se resecaron.
Hoy que en mis brazos hallaron
sólo un remedo de euforia,
hay nostalgia por las caricias,
esas que deseabas tanto
y que han llegado con retraso
por vía de mis torpes manos.
Mis besos saben a sal
con un poco de ceniza;
ahora me entregas sin prisa
ese, tu cuerpo extraño
que ya marchitó la brisa
y el crudo paso del tiempo,
con el correr de los años.
Tratas de asirte al recuerdo
de ilusiones que, frustradas,
sólo encuentran ya forzadas
sensaciones de embeleso
en mis caricias cansadas.
Ni en ti ni en mi quedan restos
de las pasiones de antaño;
nos recorremos, huraños
y extrañados de la ausencia
de juvenil impaciencia
en este lecho de ermitaños.
Después, te has quedado quieta,
silenciosa, indiferente,
con esa mirada ausente
que me indica claramente
que has quedado insatisfecha
no por culpa de mis canas,
sino del tiempo perdido,
de ese tiempo transcurrido
antes de haber conseguido
conocernos mutuamente--
El tiempo, al fin, ha vencido
y se ha burlado de tu suerte.-
Eduardo Ritter Bonilla.
Datos del Poema
  • Código: 321785
  • Fecha: 11 de Mayo de 2009
  • Categoría: Tristeza
  • Media: 7.25
  • Votos: 107
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1,252
  • Valoración:
Datos del Autor
Nombre: Eduardo Ritter Bonilla
País: MexicoSexo: Masculino
Fecha de alta: 07 de Diciembre de 2008
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