Tu primer beso
fue como mío,
eclipsado,
gemelo de un suspiro
que en la oscuridad se aboca,
ataviado de sombras;
fue un beso de elixir casto,
buscando con ansiedad,
en los recovecos de mi boca,
la respuesta de un verano frío,
álgido como una roca
en el bosque sombrío.
Estabas inquieta,
como cuando caminas
por una laboriosa trocha
y una hormiga te besa;
como cuando tu beso
nace de una flor,
a la sombra de la luna loca,
dueño de las luces,
solitario,
exento de dolor.
Fue ese beso como mío,
toda la vida;
y ahora finalmente,
mis lágrimas envuelven sólo recuerdos
de lujuria y pasión ausente;
vida mía,
ya no puedo quererte.