Solo tu amor me enseñó, que no todo lo grande es valioso, ni lo pequeño es insignificante.
Me arrullaste en tus brazos maternales, convertiste mi sonrisa en tu pañuelo para secar tus lágrimas.
Tu amor fué creciendo y el mio sin darme cuenta fué disminuyendo.
Siendo ya un adolecente, te pagué con ingratitud e indiferencia tus años de dedicación, donde hubo un solo corazón.el tuyo que poco a poco se fué apagando por el desamor, eso te dejé el día que decidí marchar sin saber a quién dejaba atrás.
Hoy he regresado, estoy aquí te he traído una flor llena de perdón.
Mírame madrecita, mírame desde allá arriba en el cielo, regalame una sonrisa como cuando yo era pequeño.