No se por que?, por que yo no tomo, pero como a todo Santo le llega su dia, el dia que por fin lo hize, fue junto a mi caballo, por una cuita de amor.
Hay estaba yo, todo compungido y ensimismado, suspirando por mi secreto amor. Y hay estaba mi caballo, viendome y reviendome, que al final quizas tambien se acordo de alguna su potra, que a poco, juntos nos pusimos a llorar.
Y ya ven, como el diablo tambien anda suelto, y para hacernos caer esta siempre pendiente de la ocasion, providencialmente, nos encontramos un tonel de vino; y junto a mi caballo, nos pusimos las mieles de baco a degustar.
No se.. Hasta el dia de hoy yo creo, que en el arte de libar, ese dia mi caballo me hizo trampa; pues como no habian por esos lares copas, utilizamos dos largos cañamos como pajillas, y recostados en el suelo, teniendo como paisaje un bello cielo, entre ambos comenzamos, el dulce vino a succionar.
Y cuando el acimo torrente, en mi paladar no sentia, volteaba a ver a mi caballo; que diligentemente, lo hacia acomodar. No se..
Asi pasamos toda la tarde, hasta que la noche, con su oscuro azul manto de estrellas, nos llego a cobijar.
Ah, que señora papalina la que nos pusimos, pues en mi sollozar, aquel mi caballo, junto a mi gemia; y poco a poco, nos fuimos quedando totalmente dormidos.
Por ultimo, he de concluir, que al despuntar el alba del siguiente dia, fue tan grande nuestro dolor de cabeza, que cada vez que al cielo, un juramento de no volver a beber yo hacia, mi caballo como asintiendo, tambien relinchaba.
Y caminando, ya que montarlo no podia, proseguimos nuestro caminar; en donde yo cante la siguiente copla: