Volviste en el ocaso de mi vida.
Volviste. Muchacho de cielo, de luna llena.
¿Por qué no escuchaste tus instintos de adolescente enamorado?
Volviste.El pasado es largo hacia atrás.
Es un túnel nublado que me produce vértigo.
Los labios que acariciaste hace ya tantos años, han florecido.
Soy una primavera. Una princesa.
Atrás quedaron los cabellos blancos y los surcos del tiempo.
Soy un sol. Un manantial.
Tu ternura fue un viento tibio que borró las hojas secas que poblaban mi otoño.
Vos creaste un puerto y de allí nació el sol y de mí, nace ahora el mar. .
Mar galopando vientos.
Mar cantando. Mar gritando.
Mar-violín con cuerdas de gaviotas.
Y tu rostro detrás de los espejos. Más allá de los vientos.
Y mi urgencia por decirte lo que siento, lo que pienso,
serenamente, sin rubores ni arrebatos, sin que mi sangre enloquezca,
sin temblar,
porque una verdad tan enteramente mía y a la que mi ser está
totalmente acostumbrado, no puede sacudirme,
como si fuera nueva para mí.
Es todo tan herida,risa y cielo que.
aunque un día me dejes y te vayas.
aunque lo tuyo se haga astillas de viento.
En mí quedará el huerto.
Tozudo, floreciendo,
a tu adiós, tu ausencia.
Y jamás estaré sola, muchacho de ojos tristes,
porque en mi vida hubo tan pocas migajas
que la dicha que vos me das ahora
me sobrará para seguir usándola,
hasta que de mí,
no quede nada.