No hay parte de mi ser que no te sueñe,
no hay parte de mi piel que no te ansíe,
de amarte y de soñarte el alma vive,
y del néctar de tu aroma se alimenta.
No hay espacio en mi mirar que no te busque,
no hay palabras de mi boca que te olviden,
en mi oído, no hay lugar que no te escuche,
y no hay parte de mi piel que no te palpe.
No hay día en que tu nombre no pronuncie,
no hay momento en que no deje de mirarte,
ni hay silencio de mi ser que no te nombre.
Y es que tanto te he querido vida mía,
que no hay parte de mi ser, que te aborrezca,
y no hay parte de mi ser, que no te ame. a Wendy (1998)