Porque te quiero, Madre,
las hojas del árbol que ayer suspiraba,
se desprendieron pequeñas y susurrantes,
como al llegar otoño, de amor se cayeron
entre tus hombros, entre tus brazos,
como queriendo besar el suelo,
no hacían sino, que partir el alma.
Porque te quiero, Madre,
de noche y mañana, orquestas melódicas
atentas a mi ensueño, pegaban precoses, dolían
en el fondo del pecho,…y si es Dios Padre,
que así lo prefiere, no sabes, no…
cuanto yo te quiero.
Porque te quiero, Madre,
son rojas las manzanas, son verdes los caminos,
porque te quiero, Madre,
no hay penas en mi pecho, no hay llanto que el destino
Dios nuestro Señor, dejo en el corazón de la Madre…
el amor mas sagrado que abraza el hombre.
El amor de Madre es grande y es único.
EstertoR de AmoR
Mayo - 2007