Un astro se destaca,
y el tiempo mismo se suspende y dura.
Muchas sendas hollé muchos caminos.
Solicitaron el afán creciente. Mezclaba los sabores de los vinos, y yo no sé si ello fue prudente.
O si mis pasos fueron desatinos.
Había que buscar la ruta cierta.
Volví cansado, procuré la puerta,
Y déjame, poeta, que lo explique,
como quien se despoja y se liberta:
De los amigos que yo más quería,
y en breve trecho me han abandonado,
se deslizan las sombras a mi lado,
escaso alivio a mi melancolía.
Se confunden sus voces con la mía,
y me veo suspenso y desvelado.
Que me separa de su compañía. Y desbordo los límites, de suerte.
Que mi sentir la inmensidad explora.
Y me familiarizo con la muerte.
Cuando se abre el precipicio.
De la palabra vulgar.
Aléjalas, si procuras.
Atrapar las formas puras.
Templa el sagrado instrumento.
Más allá del sentimiento.
Deja al sordo, deja al mudo,
Copyright © 2010 - Ramiro Alvarez Cedeño