SE TÚ MI LÍMITE

Mi cabeza carga un mensaje aburrido
y desde lejos veo como hurga mi estado,
parece que mis risas nunca hubieran sido
mas que de la melancolía un buen aliado.
Yo anoto de mis labios la incandescente trova
que se extingue soñolienta y presurosa,
entre un mirlo que se desnuda en mi alcoba
y que hace sombra con espinas de mi rosa.
Dibuja el agua unos rayos presurosos que
parecieran, amor mío, la sombra del olvido
en un mar dibujado de espuma de níquel
con sabor a tamarindo, pronto florecido.
Ya se fueron las noches de blanca alcoba
donde sonaban firmes las mañanas dulces,
pero hoy nos ha venido una nueva hora
que se hace presagio de un vivir en cruces.
En el paisaje soñoliento del crepúsculo
un otoño llegado en un instante, sin avisar.
Un minuto o un siglo, se disipa con coágulos
de agudeza, que desde antes empezó a aflorar.
El gris y el rosa de nuestro crepúsculo otoñal
envuelven las hojas de nuestro bienestar
con un perfume ácido que la vida nos da
y una atisbo, medio satánico medio angelical.