Se fue la que alumbraba mi existencia,
se ha ido de manera inesperada,
se ha ido y no me queda casi nada,
me falta aquí la luz de su existencia.
¿Qué sitios hoy perfuma con su esencia?
¿Qué gentes hoy disfrutan su mirada?
No sé. Más no me queda casi nada,
al no tener la luz de su presencia.
Aún tengo su recuerdo en mi conciencia,
aún siento aquí, su esencia delicada,
¡y grito, ay, su nombre en mi dolencia!
No vivo sin la luz de su mirada,
y no me queda a mí ya casi nada,
al no tener el sol de su presencia Alberto Madariaga