Gracias querido ser, porque tu sabes
cuanto vale una frase de consuelo, para quien suspira sin cielo.
A ti mi lucero, debo la luz de un rayo de amor y calma, ya que desde tiempo en tiniebla estaba mi alma.
Tú sabes bien, que el dolor resguardado
que llevaba en el fondo de mi pecho, era una carga pesada.
Y tú comprendes como la pena se hace interminable y lenta, y como es triste llorar en soledad, sin unas manos cariñosas,
que recojas las lagrimas.
Si algún día, tú llegara a padecer esta agonía,
esta letal negra melancolía, solo llámame y encontrará, quien encienda en el fondo de tu alma, una llama de esperanza,
y si tu corazón estará sombrío, yo te daré el consuelo mío.