Vestida de harapos, llamaste a mi puerta,
tu pelo mojado caia en tu frente,
tan tristes tus ojos, tan frias las manos.
La lluvia a torrentes, lavaba la calle,
el viento y el frio, calaban muy hondo,
pequena tan triste, te di lo que tuve,
tu rostro mojado, tambien tenia lagrimas.
Muchacha tan joven, una nina casi,
recorres las calles, pidiendo, pidiendo.
Y yo que tengo todo o creo tenerlo,
tambien como tu, recorro las calles,
golpeo las puertas, las puertas del alma,
esas que se cierran, llamo inutilmente
porque no contestan.
Entonces mis lagrimas, ruedan, ruedan, ruedan.
Y siento la lluvia y la polvareda,
y los vientos frios y toda la tristeza.
porque el desamparo, que mi alma desvela,
no puede cubrirlo ninguna moneda.
Quiza pueda atenuarlo, una mano tibia,
alguna sonrisa o una palabra tierna.
Porque los harapos con que estoy vestida,
no pueden cambiarse con la ropa nueva.
Tambien como tu entonces mis lagrimas ruedan,
y la lluvia moja mi sal y mi pelo.