Tu boca,
esos labios que voy a retener,
para saciar mi ansia en la miel de tu panal,
bendita boca que al tornase en tierna sonrisa,
embelesa mi alma.
¡Ay amor!
Tu boca, fruta de pasión,
que viene a mí en la lejanía,
me llama en silencio,
me habla en el lenguaje del beso,
que me oprime el alma,
en un silencio prolongado y tibio,
del sentir de tus labios,
es la fundición suprema,
del sosiego perenne.
Es tu boca la roja manzana del edén,
somos solo uno en ese paraíso,
compartiendo el beso,
más allá del sentido.
Tu boca el destino de mis labios,
y muero feliz en el fuego,
que derrite el hielo de mis delfos.