DIOS CUIDA DE MÍ

En el vasto universo, en la estela del tiempo,

Una vida se teje con amor y aliento,

es la alegría que, en mi pecho latente,

revela que Dios cuida de mí eternamente.

En días de incertidumbre y oscuros caminos,

donde mi alma flaquea y se pierde el destino,

surge un rayo de luz que guía mi sendero,

y me muestra que Dios está siempre primero.

En cada amanecer, en el soplo del viento,

en la brisa que acaricia mi rostro sediento,

siento Su presencia, su amor incondicional,

Dios cuida de mí, es mi roca y mi pedestal.

En las noches de tristeza, cuando el llanto cae,

Dios se acerca a mi lado y mi dolor desvanece,

me envuelve en sus brazos, me brinda consuelo,

y me enseña que en Él siempre tengo un refugio.

En las batallas que enfrento, en cada desafío,

Dios me fortalece, me impulsa y me guía,

me muestra el camino con su luz divina,

y me asegura que su amor nunca termina.

En los momentos de alegría y plenitud,

Dios celebra conmigo, comparte mi gratitud,

me bendice con regalos que no puedo medir,

y me recuerda que siempre está aquí.

Dios cuida de mí, en cada paso que doy,

en cada lágrima que lloro, en cada suspiro,

es el faro que ilumina mi andar en esta vida,

y en Su amor eterno encuentro mi guarida.

Así que elevo mi voz en un canto de alabanza,

agradezco a Dios por su cuidado y esperanza,

pues en cada latido de mi corazón puedo sentir,

que Dios cuida de mí y nunca me dejará solo al sufrir.

Autor: Ángel Rafael Anaya Puerta

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