Máquinas, fríos instrumentos, sondas o suero
estuvieron en lugar de lechos con pétalos y velos
tampoco el libro dorado donde escribías “me muero”
y si papeles, trámites de materia, y burócratas desvelos.
No percibí ensueños y si ahogos, dolores y quebranto
no hubo manos extendidas, ni esencia perfumada,
nada existió del imaginario que atenúa con su encanto
el final manto de piedad, para la muerte inesperada.
No estuve a tu lado, por causas de la ciencia
que nunca entenderé en su inútil y mecánica rutina
que odie con toda mi alma, por su razón mezquina.
No pudieron mis manos grabar en mi conciencia
tan solo retener las tuyas y así creer la suerte
que no estuviste sola, cuando te llevó la muerte.
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!