Imaginé que quizá sería distinto,
que obrarías con razón y con cordura,
mas navegas como siempre un mar de dudas,
y te guías por lo que grita tu instinto.
Mi serenidad ya se ha vuelto locura,
me acosas como el mar a los acantilados,
tal cual mi sombra, no te quitas de mi lado,
y tu maltrato aumenta por añadidura.
No te acerques, si antes no recapacitas,
no soporto que me beses ni me toques,
quiero sanar sola esta cruel herida,
sentirme dueña de programar mis citas
sin tener miedo de la forma que lo enfoques,
y menos aún, de sentirme perseguida.
® Susana Valenzuela
29-10-09