Si en otra vida
forma paralela de habernos
conocido,
por una transgresión
de alguna
maldición o paradoja,
hemos pecado
en algún mal
irreversible,
penitente este amor
que no tiene parecido
ni siquiera abosorve
hechizos ni congojas.
Si esta pena,
que no goza de hábeas corpus
ni de presentaciones
de notarios,
fuese adscripta
a algún pretérito
inimaginado,
entonces
vale la pena
la espera inconmensurable
de encontrarnos
en las tangentes
de alguna noche
cualquiera.
Si en otra historia,
años luz de
vernos a los ojos,
hemos robado
la luna en algún
hecho cuya prescripción
aún no ha fenecido,
propongo
que el juzgado de la vida
otorgue absolución
inmediata
y nos dé el
sobreseimiento
para vivir
los años que
hemos perdido!