Cada vez que apareces en mis días
permanezco inmóvil, sin mirarte,
me rozas, me tocas y acaricias
mi cuerpo tuyo, sin besarte.
Cada vez que miras mis pupilas,
el amor sobresale de tus ojos,
me tientas, me amas, me vigilas
y entregamos todo aquello tan hermoso.
Cada vez que mis labios besas,
el contacto tenue del sentimiento,
hace que el alma se embeleza,
a mi derredor, amando y puliendo.
Cada vez que en las tardes me amas,
produces ardor en mi cuerpo perdido,
y lo encuentras sin prisa, con una palabra,
con un gesto, silente y tranquilo.
Cada vez que mi piel acaricias,
el perfume surge sin espacios varios,
cada vez que me amas sin malicia,
me pierdo, en tu amor sin calendarios.
Cada vez que apareces en mis días,
el sol emula mis tristes desencantos,
y hoy que estás inundada en mi poesía,
pido a Dios!, el no esperarte tanto.