Llega el instante incierto,
en el que el vacilante espectro se transforma.
La plateada luna derrama
de su estrellado llanto su final.
Se va la oscura noche entre penumbras,
rendida ante la diurna majestad.
Entre las sombras vagas de la aurora,
lanzan al aire sin piedad,
el estridente trino de sus picos,
los pájaros, solemnes centinelas de color.
Desperezan las ramas de los árboles,
el serpenteante estallido del verdor.
Impregna brillante la mañana,
el fulgurante colorido de sus galas.
Llega con el sol, torrido sopor,
la escandalosa luz del nuevo día.