Señor, mírame siempre
Como a un Niño Pequeño.
Siempre, siempre buscando
Los brazos de su Padre,
Y nunca obedeciéndolo.
Pero es tanto y tan grande,
El Amor de su Padre,
Que sus Desobediencias
Por Travesuras toma.
Y como Travesuras,
Se las perdona.
Señor, Señor:
Ese Niño Pequeño
Que siempre he sido,
Seguir siéndolo siempre
Quisiera Yo.
Señor, Señor:
¿Qué será de mí el día
Que deje de ser Niño
Y me haga Mayor?
Señor, Señor:
Tus Palabras me siguen.
Donde quiera que voy: “Si no sois como Niños,
No entraréis en el Reino de los Cielos”.
Señor, Señor, no quiero,
Llegar a Viejo.
Mantenme siempre Niño,
¡Por dentro, al menos!.