Sangra profusamente la herida
y el icor, se va convirtiendo en llanto,
al haberte arrancado de mi vida
justo después, de haberte amado tanto.
Ya no tienen mis días la alegría,
ni mis noches el ardor de tus caricias,
ya no sueño, he perdido la poesía,
los deseos se tornan injusticias.
Flor inerte mi boca sin tus besos,
y un desierto mi vientre sin tu riego,
tristes sin ti, son mis amaneceres.
Un frio cruel penetra hasta mis huesos,
ya no se lo que es la paz, lo que es sosiego,
ni me importa buscar otros placeres!
® Susana Valenzuela
4-03-10