En la brisa adormecida, por tu ausencia
Vibra lenta, la blancura de la luna!
Reverdece, el candor de tu inocencia
Y se hamaca triste, la luz, sobre su cuna…
Ni mi boca, se abre con vehemencia
Ni mis besos, en los pasillos, retumban
Solo huecos de promesas, cubiertos de impaciencia
Despiertan al temor, de alguna duda!.
Ya no hay tiempos, no hay sonrisas, no hay penumbras
En la franja, azulina de la noche! Mi cuerpo, sin tus roces, no se encumbra..
Las alas de tus sueños, no me alumbran..
Y se anudan, mis suspiros , sin tus goces!.
Como un hilo filoso, la voz del viento, asecha! Borra, la ilusión de mi cintura
Opacando cada símbolo, o endecha
Que grabados, en el aire, aún, me asechan Y el volar!. de tu esencia , me desnuda!.
Allí te encuentro, hablándole de mí, a las estrellas
Que mi boca!. te provoca!. con bravura!
Cuando el filo de la tarde en ti, destella!..
Es tu sol, el que envuelve a mi figura
Me declaro, como un ave, satisfecha!..
Pretendiendo a cada paso, me hagas tuya!.
María Verónica García