Los segundos se hicieron de a poco, mas eterno,
cada vez se hicieron
mas grande,
tanto que mis yemas te desnudaron,
querían que tu alma,
se trise en los besos,
que encendían, las miradas,
cuando tu cuerpo,
me gritaba al oído, que no pare, que no me detenga, pero en mi el fantasma
de mis miedo,
me deshacía de improviso, dejándome en el rincón,
que me apartaba de tus entrañas, esas que mostraban, en mi interior el deseo que pervertía, los segundos,
y los hacia cada vez mas eterno, tanto que perdiste,
el control para que te guié a lo que ayer te hizo temer.