Como una rosa, que derrama su fragancia
Como una diosa, la que rige mi destino
Como una estrella, que se mira en la distancia
Así. Es ella, la que me embriaga divino.
Sí, es una diosa por ser tan bella
Y como una rosa en la enramada
Y por ser mi guía, ella destella
Una luz divina, por la luz de su mirada
Ella es, un poema viviente
Que en mi regazo reposa
Merece ser amada, tiernamente
¡Porque esa mujer, es preciosa!
¡Si yo el hombre aquel
Que cuando entonces reía
Jamás abandonaría
La intención de poseerla!
Tus labios que son de miel
Tu sonrisa de amapola
Tu mirada angelical
Tu andar, alegre y sonora.
No se, mujer se. pero adoro
Tú presencia femenina
Por eso, mi voz se inclina
Y venero tu existencia
Porque eres la consecuencia
Del amor que me fascina.
Estoy esperando el día
Que me mires con dulzura
Y conocer tu ternura
Que me llene de alegría.