Lo que he vivido a tu lado,
amor de la vida mía,
no lo hubiera imaginado;
este amor de tantos años
sin sombras, sin desengaños,
es mi mayor alegría.
Todo aquello que me has dado:
tu ternura, tu pasión,
tu femenina ilusión,
tu sueño más anhelado;
tu cariño y comprensión,
esa fiel adoración
que aún me tiene extasiado--
Lo llevo en mi corazón
con sagrada devoción,
y no sé cómo pagarlo;
hoy, tan sólo al mencionarlo,
se aviva más mi ilusión
y aún hierve la pasión,
¿cómo has podido lograrlo?
Aquello en que haya fallado
por mi humana condición,
si en algo te he lastimado,
si en algún momento dado
yo te he decepcionado
con desconsideración--
ahora te pido perdón
de rodillas y apenado.
Sólo me queda decirte,
a modo de conclusión,
que eres mi veneración;
no dejo de bendecirte,
de quererte y de seguirte,
tú eres mi consolación,
de mi vida la razón;
con tu compañía y tu amor
¿ya qué más podría pedirte?-
Eduardo Ritter Bonilla.