Las pasiones del amor

Al entrar en aquel recinto,
llegó a mí tu perfume embriagador
e impregnó con su aroma
enseguida toda aquella estancia.
Intercambié una mirada furtiva;
tenía que dominar los impulsos
que alteraban a mi corazón,
pero fue imposible de conseguir.
Tan cerca me hallaba de ti,
que sentí tu respiración.
Tus ojos se cruzaron con los míos,
tu mirada me paralizó.
Me fui sin pronunciar palabra,
sólo escuché el tono tu voz.
No te dije adiós, ni te pregunté
si era correcto apartarme de tu lado.
Mi amor estaba palpable;
tuve que alejarme de allí,
porque me asfixiaba
ante esa incomoda circunstancia.
Tú habías despertado en mí
la fuerza de la pasión
cuando rozaste mis labios
con aquel beso ardoroso.