La resurrección del amor.

La llama de amor aviva y fulgura
a pesar de la muerte sentenciosa,
anida en el corazón, silenciosa,
y es virtud que la vida nos procura.
Un amor pleno de gozo y tersura
libre de toda intención maliciosa,
atributo humano, esencia de diosa,
procura bienestar, brinda ternura.
Un ideal, hecho realidad, gozamos;
un amor del que todos disfrutamos
y es del ser más bello de la creación.
De nuestra madre la tierna añoranza
que nos cede la cálida esperanza
de vivir siempre la resurreccion.
Martín Fuentes Castillo.