Esto es una consecuencia
de políticas erradas,
democracia disfrazada
escudada en la insolencia.
Desprendida de conciencia,
despiadada, miserable,
corruptora, detestable,
entregada placentera
a potencias extranjeras,
y el pueblo comiendo cable.
Pero llegó el veintisiete
de febrero en ese entonces,
de mañana, eran las once;
el pueblo se hizo presente.
Cansado del insolente
gobernante represor,
entró su furia en calor
a la calle en desbandada,
la policía disparaba
desatándose el terror.
No se sabe en realidad
los muertos de aquella acción,
fue brutal la represión
que mataban sin piedad.
Con cinismo y gran maldad,
por un servicio imperial,
obediente mundanal,
con accionar belicoso,
y el gobierno malicioso;
se cayó del pedestal.
Esto es tan solo una muestra
de represión desmedida,
presagiando despedida
cuando pasa la tormenta.
El pueblo saca la cuenta
de su tanto resistir,
contando con resurgir
de la miseria en que estaba,
en tanto se preparaba
PARA EL PODER ASUMIR.