Dolor que te aferras a mi mandíbula,
Y a mis ojos los deslustras de la suave brisa
De unas ligeras y tristes lágrimas.
Te clavas en el pecho y no dejas
Que el anhelo pueda hacerme feliz.
Ahora son vómitos, ayer inmensos
Dolores de cabeza. ¿Que será mañana?
Quise que entraras, pues más remedio no tenía,
Te hospedé en mi cuerpo
Cómo al hijo que nunca tendré
Te di mi apego, mis utopias, mi fe,
¿Que quieres más de mi?
Si hasta me has despojado del amor de mi vida,
Mientras me afligías en la nostalgia.
Y ahora ya no me queda nada, más que ignorancia.
Apelo a que te marches
Antes que mi cuerpo se rinda
Y no aniden las esperanzas.
Me has dejado inclusero de amor,
¡Te odio tanto, tanto te odio!
Que para odiarte te he puesto nombre
Y te he ataviado de cuerpo
Con un traje y sombrero negro.
Te llamas "Glioma" y creces en silencio
Cómo una hipocresía que sólo quiere vencerme
Alejando de mí, al amor que conocí en duelo.
He buscado en el sigilo un hogar cercano,
Donde quedarme los fines de semana
Abrazando el cuerpo de mi amor eterno.
Pero los miedos y la libertad de estar sola,
Me han dejado huérfano de tal preciado regalo.
Y no me quedan palabras para ninguno
De vosotros dos; tu te ocultas dentro de mi cuerpo
Queriendo ahora ser mi amigo
Para más tarde arrebatarme hasta mis recuerdos.
Y ella sólo quiere alejarse cada día unos metros
En un camino, ya de por si largo,
Y tener aliados en su consuelo.
Ya no tengo palabras para ninguno,
A vuestro modo habéis aniquilado mis sueños.