Don Quijote De La Mancha Y El Che
Metido en su armadura de latón
montado en su rosina hambriento,
Don Quijote De La Mancha parecía
destinado al perpetuo ridículo.
El se creía personaje de una novela
de caballería y creía que las novelas
de caballería eran libros de historia,
pero sin embargo, los lectores que
desde hace siglos, nos reimos con él,
no nos reimos de él, porque al fin y al
cabo, una escoba es un caballo para
el niño que juega, mientras el juego
dura y mientras compartimos las
estrafalarias desventuras de Don Quijote,
las hacemos nuestras.
El Caballero de la triste figura llevaba, ya
más de tres siglos y medio de malandanzas,
por las tierras de Castilla y los caminos del
mundo, cuando El Che Guevara escribió la
carta de despedida a sus padres y para decir
adiós, no eligió un texto de Marx, escribió:
Otra vez siento bajo mis talones, el costillar
de rocinante y vuelvo al camino con mi adarga
al brazo.
Navega el navegante, aunque sepa, que jamás
tocará las estrellas que lo guian.
Eduardo Galeano