De pequeño creía que todo era sencillo,
no conocía la maldad,
no sabía como funcionaba la maldita sociedad.
Era feliz junto al brillo del sol,
el recuerdo será eterno,
pero todo eso hace tiempo ha acabado
porque he pasado largos días en el infierno.
Mientras avanzo por las agujas del reloj
me miro al espejo y me siento mayor,
crezco junto a las personas de siempre
pero me siento solo,
yo y mis “peros“,
¿se puede ser más incoherente?
Me entiendo dentro de mi desorden mental,
¿quieren explicaciones?
Esperen a mi funeral.
Simplemente escribo con el corazón
porque ya conozco la dos variantes de la ecuación:
todo cambia y todo sigue igual. . .
nada cambia y nada sigue igual. . .
Si me viese ahora el niño de aquel entonces diría
“yo no voy a acabar así,
tendré el mundo a mis pies
y si me lo propongo la luna y el cielo serán para mí“.
Claro que sí iluso bribonzuelo,
no dejes de soñar
pero mantén los pies en el suelo,
hazme caso la caída será enorme,
haz caso a este joven con mentalidad de abuelo.
Son largos días en el infierno
al calor de difusos recuerdos.
Son largos días frente a mi querido cuaderno.