Aunque pueda de lejos contemplarte
con los ojos del alma, ya es ganancia
que la brisa me traiga tu fragancia
y en mis sueños poder imaginarte.
Sé que existes, amor, en cualquier parte
pues me inunda tu luz desde la infancia
y ha llegado tu risa hasta mi estancia
y con ella consigo vislumbrarte.
Es muy cierto: no sé cómo abordarte,
qué actitud asumir, con qué palabras,
con qué traje plantarme ante tu puerta.
Tengo miedo al rechazo si al hallarte
tú te esfumas, amor, y al esfumarte
aunque vuelva a llamarte nunca me abras.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC