Duerme... mientras la noche tibia su manto extiende...
arropada del ligero satén azul, entre tus sábanas rosa
lento vas cerrando tus ojos, con un nombre en tu boca
abrazada de tu almohada, como niña que no entiende,
el por qué de las cosas, caprichos de la vida, el corazón...
instantes detenidos en tu mente, procurando comprender
el desenfrenado aliento en sus latidos, si no te pueden ver
alborotado en su añoranza, cual tuviera una mínima razón
Pero... que importa, si al amarlo... nada le estás pidiendo...
de tus emociones ignorando, no le estás quitando el sueño
guardado en un rincón de tu mente, ardiendo en tu pecho...
consumiendo tus momentos, viviendo al tiempo, en tu cuerpo
Y le seguirás escribiendo... hasta que se agote la tinta del amor
cuando a hurtadillas en su corazón dibujas y le pintas un sueño
el más bello que encontraste, allí... donde lo atrapas en silencio
donde te besó por vez primera, sintiendo la miel de su sabor...