Hay sentimientos diferentes al pronunciar tu nombre;
alejamientos cercanos, en amor vivo liberas a tu hombre.
Cuando te observaba, tú estabas conmigo mano a mano,
convirtiendo en dialecto mi lenguaje, que es; salvaje lejano.
Cuando te miraba, tu mirada hablaba de generaciones,
eres perfecta tentación que me llena; con corajes de leones.
En nuestra mirada se refleja largo río de noches y de días,
retumban las carcajadas; que fueron tiempos de alegrías.
Cuando a mis oídos sentía tus susurros alegre y profundo,
provocándome sentimientos bonitos, amor de otros mundos.
Dejas tatuada en mí tu sagrado amor cual sangre de Cristo,
tan lleno de dulce amor; al mirarme en tus ojos he visto.
A pesar de mi temple salvaje, verdades en tu silueta descubrí
y me convierte en el hombre que se robó; mirada de rubí.
Desde entonces mi vida se llenó de fervor compartido,
me siento muy satisfecho navegando en la barca del olvido.
La brújula me dictó los versos nuevos a la luz del candelabro,
que gran tarea es la de tu pureza, con amparo milagroso obro.
En tus sonrisas viajan alegrías y los más dulces de las jaleas,
desnudándome; en cuerpo y alma, en amor; bendita seas.
Autor: Alcibíades Noceda Medina