Se esconde tras tu fresca preciosura,
un dejo de temor, cuando a mi lado,
recorro el quieto campo desvelado,
que ofrece por paisaje, tu cintura.
Radica en lo remoto de tu hondura,
impúdico sentir desesperado,
que exige y que requiere ser tratado,
con altivez sublime y mano dura.
Más, ciegas la intención al verme cerca
y vuelves a escapar en forma terca,
sin que se alivie nunca tu dolencia.
Y sigo como fiera en el acecho,
buscando la ocasión, con persistencia,
de cobijar tu cuerpo entre mi lecho. (2008)