Parece cierto
que el día avanza
y que yo sucumbo a la fuerza gravitatoria.
Que mi cuerpo empequeñece,
que mi destreza pierde en manera,
que puede que el sol decline,
que la oscuridad me invada
y que ya cercano a la madrugada,
cuando el silencio me impregne,
recuerde el camino andado
y en él a todos vosotros, que sin condición me quisisteis
a vosotros con quien, entre lágrimas, sané mis errores.
Por eso y porque os tengo en el corazón, como vosotros a mí
sois motivo de lucha
para alzar a la mañana
y surcar nuevos horizontes.
Aunque mengüe,
aunque mi aliento pierda languideciendo
y aunque en este, mi último suspiro,
vosotros seáis todo el amor recogido.