Cantar quiso… Ya no pudo,
porque estaba triste, triste,
y su invierno fue tan crudo
tan intenso, tan agudo
como nunca lo sentiste
Cantar quiso como canta
en su desvanecimiento
la cascada y era tanta
su tristeza, que levanta
de dolor al sentimiento.
Y en su llanto contenido
el dolor se percibía
como herida, como herido
cuya vida sólo ha sido
penas y melancolía.
Ayer ola, mar, espuma,
rosa, nube, viento, flor.
Hoy quimera, luto, bruma,
una llama que se esfuma,
una luz sin esplendor.
Nada, nada le consuela.
Toda música enmudece.
Ni su barca deja estela,
ni la luna se desvela
cuando el cielo se oscurece.
No diré, por bien nacido,
de su lágrima la pausa.
Más de alguno habrá sufrido
cuando no le ve sentido
a la ingrata que la causa.
Otros labios, otros besos,
otros ojos lo verán;
pero mientras siguen presos
los suspiros y aunque ilesos
ya jamás lo sanarán…
Heriberto Bravo Bravo SS.CC