Ataca la tarde que también será tuya,
mañana o tal vez algún día tendrás contigo,
yo inútilmente por sobrevivir me fatigo,
seré otro cuando mi vida se me disminuya.
El tiempo restringe siempre en tenue silencio
es como la cruz negra de los viejos barcos,
mientras, sacudo de los pies barros de los charcos.
Tu cuerpo es arte, pero esa gracia ya no presencio.
En alta mar seguramente por hambre hay huelga,
gaviota agónica del ocaso se descuelga,
viene a buscar una explicación qué acontece.
De entre el peñón oscuro de la roca desierta,
también tu hermana la sirena se despierta,
aún la señal de amar en su pecho florece.