Dejaron la mansión, hoy deshabitada
por temor al fluir de algún fantasma,
esos que en los cuartos vierten miasma
sobre el invasor que usurpa su morada.
Así cerraron la mitad de las habitaciones
mas en las restantes el horror persiste,
vuelven a clausurar, y el temor insiste
en encerrar con llaves, postigos y portones.
Poco a poco, tan solo fue quedando una
donde se recluyen ateridos, furtivamente
los que fueron dueños, y hoy son mendigos
Ya en la mansión, habitable no hay ninguna
cuando tarde ven a los fantasmas en la mente
y a la proyección en soledad, suma de castigos.