Pernocta entre mis hadas invisibles, sublimes estrofas que duermen en tus mejillas, seda mi sueño en las flores de un abril, que se quedó en el tiempo, corre a través de la belleza de aquella crisálida, que en su transformación alucinante, musita tu nombre sin decir hasta cuando, rodea mi cuerpo así en la tierra como en el cielo, de sufragantes olores que me despejen las heridas, y calla ante todo, no hables ahora, solo dime, quien ha percibido tu amor, en las tormentas de tu alma, como este humano que por ti...daría la vida.