Sé que es tarde
para contarte hoy
que tu ausencia
es eterna.
Sé que no tiene sentido
echar la vista atrás
porque el pasado
nos hace más ilusos,
porque nos queda sólo
lo que seremos;
hoy tengo que susurrarte,
y no aprenderé nunca,
que el nudo de tu ausencia
ahoga mis latidos.
La ristra de poemas
que nació de tu hechizo
es una ensortijada
trenza de soledades;
por eso en esta noche
de nostalgia de almendro
puedo contar muy poco,
sí, demasiado poco
para las ilusiones desmedidas
en las que me encerré.
Siempre como una fuente,
enamorado del agua que se iba,
recalcitrante ingenuo,
prisionero de sueños...
llegué a alcanzar el rastro...
llegué a advertir su sombra...
cuando quise besar su redondez,
cuando quiero besar sus redondeces
encuentro que mis versos
están llenos de ausencias.
Y que una ausencia eterna
me ha tenido engañado
meses, años y décadas.