Cómprame merey señora...por favor..
..señora por favor...
...mi niño...yo no como merey...
¡oh niño necesitado!
esa fué mi rápida respuesta a tu llamado, y el tiempo ha pasado y aún hoy siento piedad de ti y mezquindad por mi, es que fui egoísta en ese instante ,
porque mis ojos te vieron pero no mi corazón, el estaba en otro lado, en la carita de la hija mía que bien lejos de mi alma se iría, es ese mismo vuelo donde dirigido era tu ruego ,para que te compraran
tu merey , ya que todos subian esa misma escalera fria
donde tu estaba sentadito , desde lo alto del segundo piso del aereopuerto ,donde se puede enviar el ultimo beso de despedida al ser querido.
Llorosos eran tus ojitos, vestías
ropitas descoloridas
y las alpargaticas que cargaba era ya muy desgastaditas,
y en tu manos tu cestilla de merey y a lo sumos sietes añitos tú trendrías.
Seguro que habias madrugado, para llegar a tiempo de poder
encontrar a la gente que se iban y venian en el vuelo de la siete, porqué si te quedaba sin vender sin comida estarias por todo el día, y tu madre en el fogón nada
a calentar pondría,
y seguro que tu beodo padre ,tampoco al rancho su cara asomaría.
Nunca he podido olvidarte
y cada imagen tuya que en la calle se me cruza,les compro ahora su merey, y mi corazón espera que auqué no seas tú, otra boca como su atún.
Creo que el Niño Dios, nacido en el pesebre de Belén ,ha recibido más amor y calor humano, que muchos de nuestros niños de la actual sociedad, auque el mundo haya vivido ya dos mil años de civilidad.