No permitas que tu sol,
se cubra con la bruma del clamor.
Porque entonces, pérderas tu encanto.
Te quédaras en penumbras,
y caeras irremediablemente al abismo.
Sólo piensa que tu luz,
iluminara su mirada.
Lo hará enamorarse perdidamente,
de tu ser implacable, desbordante,
lujurioso de pasión.
Confia en el espiritú atractivo de la seducción.
En el sensitivo instinto de tu sexo.
Y ólvidate, crédula de hechizos mágicos,
ilusas posiones jamás surgen efecto.
¡Valórate!
Tu eres más importante, que una eventual noche de amor.
No conviertas arduo el camino de tus sueños.
Con tu excesiva obseción.