Esto no me está pasando,
¡no puede pasarme a mi!
yo ya estoy inmunizado
contra emociones así.
He conocido el amor
con todas sus realidades
y ha sido tanto el dolor,
tan trágicos los finales,
que no quiero ya otro error
de consecuencias fatales.
Pensé que había superado
los pérfidos espejismos
de un amor ilusionado
que conduce a los abismos
de un corazón destrozado.
Y heme aquí, de nuevo preso
(con mis años y experiencia)
del embrujo que, en un beso,
me has dejado en la conciencia;
yo no contaba con eso
en mi azarosa existencia.
¡No, no puede estar pasando,
no de nuevo, por favor!
Ya no quiero enamorarme,
no quiero mortificarme
como en la vez anterior.
Pero es el caso que tu
trastornas a mis sentidos
y me robas la cordura,
y los fracasos sufridos
se nublan, desvanecidos
por tu increible dulzura.
Desde que llegaste a mi
con tu cálida hermosura,
has hecho brotar semilla
en mi gastado corazón.
Semillas de mi pasión
y una infinita ternura.
Semillas de una ilusión
renovada, intensa y pura.-