Señor, hoy me siento a tus rodias
como una enredadera
que alzó tu pensamiento,
como una palabra muda
que unta tu respiro en el centro del mundo…
y me siento pecador
y arrepentido en un segundo
de paz y de consuelo.
Señor, hoy me siento a tu lado
como una luz frecuente
que te hace murmurar,
como una letra usada
diciendo en cada instante
un precepto de grandeza
en vano, quizá, por ser mas fuerte.
Hoy me siento sin el alma, Señor,
sin mi propio ser, mi pensamiento,
como el agua que recorre
la seca vida de la tierra, como el viento,
a la deriva, rezando lento en tus manos,
como quien pisa sobre el cielo
las nubes pintadas de carbón.
¡Hoy me siento sin el alma,
Señor, sin mi propio corazón!
VERSOS HUMANOS
Salutación a Dios Padre.
EstertoR de AmoR
Octubre - 2008