Oscureció tu valle
de lágrimas infinitas;
tu lucha,
susurra en las tardes de Méjico
que te vio morir.
Tu recuerdo,
se centra en la noches dormidas
de un Panamá invadido,
que te haría levantar
gritos de ira,
de un día
de olor diseñado,
de sufrimiento elaborado
con aroma de frío solo,
que haría susurrar
gritos
de margura melódicos,
a Martí, a Victoriano
y a Allende.
Otros cielos
te vieron morir,
mas tu olor agreste
de esperanza audaz,
cambiarán tu exilio
trasnochado,
en días
de mariposa ardiente,
cuando la lucha
se torne América,
y tu sueño
no abrigue esperanzas,
sino que sueñes
sueños de tierra amada,
de vuelta del exilio,
aunque de cenizas recogidas,
pero de sangre abierta
y extendida,
lista
para continuar la lucha,
en tu Patria amada. (En honor a Diana Morán, progresista autóctona panameña, exilada en Méjico por la dictadura de Omar Torrijos)