No leas este texto porque verás que en mi agonía
se permuta la lúcida apariencia de mi muerte
ese manjar, que los buitres en su suerte,
paladean desde ya, sin gozar de mi letanía,
y es tan profunda la crisis de este día
que mentir quisiera mis ojos a tu mirada
pero sabes que no sirvo para dar estocadas
ni simular estados, que en mi, se perderían,
porque esta angustia, por traidora, me sumerge
en las calladas quietudes de un atúd pasivo
atracción mortal del vaivén de lo que escribo
cuan simula sencillez de la gloria que no emerge,
pero es tan grande el hombre que se situa
en cierta adversidad a que la noche lo somete
que prefiere callar su llanto y acomete
contra la paz otoñal de aquello que presume duda,
y sin embargo arrastra en su temerosa huída
la armadura profana de un lamentar postrero,
no leas este texto... no ves que hoy me muero!
que ya está todo oscuro, de tumba y de poesía.