En nuestras venas la misma sangre,
los mismos padres, el mismo amor.
En nuestra mesa la misma cena,
sin preferencias, sin condición.
Infancia plena entre juguetes,
riñas a veces, llanto y perdón,
con el cariño de nuestra madre,
de nuestro padre su corazón.
Crecimos juntos por tantos años
y así aprendimos a sonreir
ante la vida y los desengaños,
estando unidos siempre hasta el fin.
Somos hermanos, de ello me ufano,
amores grandes en mi existir.
Tengo la dicha de asir sus manos,
Dios me ha premiado, soy muy feliz.